🖤 No es para él. Es para mí.
Hay un momento preciso, casi imperceptible, en el que una mujer decide ponerse un conjunto de lencería para sí misma.
No para una cita. No para sorprender a alguien. No para seducir — al menos no en el sentido clásico.
Lo hace por una razón más íntima: sentirse viva. Y sentirse vista, antes que nada, por sí misma.
Vivimos en una sociedad que nos ha acostumbrado a pensar que la lencería es un mensaje dirigido al otro.
Que ese encaje, esa transparencia, ese escote oculto estén pensados para seducir, para ser apreciados.
¿Pero qué pasa cuando cambias la perspectiva? ¿Cuando eliges ese conjunto rojo, ese tul negro, ese body envolvente... por el puro placer de sentirlos sobre la piel?
un gesto pequeño. Pero es una señal muy fuerte.
Bajo la ropa de todos los días, bajo la sudadera del fin de semana, bajo el pijama del cansancio, puede haber algo que te reconecte contigo mismo.
Un secreto que solo tú conoces.
Y no importa si lo verá otra persona.
tuyo. Y eso es todo.
Hay días en los que nos sentimos apagadas, invisibles, desconectadas de nuestro cuerpo.
Y en lugar de posponer — para el momento adecuado, la ocasión especial, la persona correcta — podemos decidir que hoy es el día.
Que no necesitamos una razón externa para sentirnos bellas. Que no hace falta un "él" para encender un "nosotros" con nosotras mismas.
La lencería como declaración
Cuando eliges lencería que te hace sentir bien, haces mucho más que cubrirte.
Estás diciéndote a ti misma: "Yo valgo. También ahora. También así. También sin testigos."
Y si alguien se da cuenta, será solo un agradable efecto secundario.
Porque la verdad es esta:
la lencería no es una invitación. Es una celebración.
El juego ha comenzado
The Game Lingerie nace precisamente de aquí.
Desde la voluntad de reescribir el significado de la lencería.
No es solo un accesorio para conquistar, sino un ritual para redescubrirse.
Porque la verdadera seducción comienza en el momento en que dejas de buscar confirmaciones afuera, y empiezas a mirarte por dentro con ojos nuevos.
Y entonces no, no es para él.
para ti. Y siempre lo será.
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